viernes, 21 de marzo de 2008

¿Qué tiene de santa la Semana Santa?

Tercera semana de marzo de 2008: Miles de españoles se movilizan para disfrutar de las mayores vacaciones simultáneas de todo el año. Miles de españoles huyen de sus trabajos y casas para refugiarse en el paraíso del turismo y desconectar de la intensa rutina que desemboca en el estrés y en sus enfermedades derivadas. Es el momento de salir y dejarse el salario del mes en algo que merezca la pena para aguantar hasta julio o agosto.

Por otro lado, los creyentes y practicantes de la religión cristiana se preparan para dedicarse a su culto de jueves a domingo mediante sus actividades eclesiásticas: Misas, rezos en casa, ayunos, procesiones... todas esas cosas que en teoría hacen a uno creer y demostrar que cree en la palabra de Jesús.

¿En la palabra de quién? Sí, de Jesús de Nazareth, ese personaje que habitó la Tierra hace unos milenios (dicen los eclesiásticos que dos) y que intentó imponer la paz, el amor y las buenas costumbres en un mundo marcado por el analfabetismo, el desorden y el odio. Un personaje que desde que nació fue tratado como el hijo del ser superior con el que la gente ansiaba contactar. Un personaje cuya joven madre se había quedado embarazada adúlteramente por manos divinas (las de José, creo yo...).
El pobre chaval, sin quererlo ni temerlo, se vio envuelto en todo un culto hacia su supuesto padre y hacia él mismo. Encima, su gran poder mental le permitió hacer "milagros" como la curación.

Aunque este tipo de popular juventud pudiera ocasionarle ciertos trastornos, parece que Jesús mantuvo su cordura (eso sí que es un milagro) y supo desenvolverse bien tratando de ser humilde, pasar por desapercibido y aprovechar su incipiente fama para imponer el valor básico que debe tener una civilización civilizada: El respeto mútuo, sea cual sea la condidición de cada persona.

Y esto que en negrita acabo de poner es, nada más y nada menos, que la auténtica palabra de Jesús, según recogen todos los documentos históricos que científicamente se han comprobado que son verdaderos y según dice, además, la propia Iglesia.

Pero, siendo realistas, ¿Qué tiene que ver la palabra de Jesús con la Semana Santa? Nada de na, señores. Nada de na. ¿Dónde se está viendo el respeto? Los insultos, las menospreciaciones, las vejaciones, los ataques físicos y demás cosas siguen estando presentes en esta Semana Santa. Y este es, junto a muchas otras celebraciones relacionadas y no relacionadas con la fe cristiana, un gran ejemplo de la hipocresía humana.

Al menos no he visto todavía por parte de la Iglesia (institución que representa a Jesús, a su palabra y a su padre Dios), ni siquiera por esta semana, ninguna palabra de respeto hacia los homosexuales, hacia los no creyentes, hacia los tibetanos que sufren la represión china en un territorio que siempre ha sido pacífico, ni hacia las mujeres que tienen que abortar por diferentes potivos. No he visto ninguna palabra de amor por parte de la Iglesia hacia aquellas personas que son diferentes y piensan de distinta manera.
Y como he dicho, ni si quiera durante esta semana llamada Santa en la que se recuerda el asesinato y supuesta resurrección de Jesús y en la que es de debida aplicación su doctrina, al menos en su parte básica como señal de respeto y duelo hacia una persona que murió por querer el bien del pueblo.

Lo paradójico es que hoy en día somos los ateos quienes nos tenemos que encargar de la labor de difundir e imponer el respeto y la igualdad. Somos los ateos (o mejor dicho, los que no creemos en la Iglesia ni en su Dios y, en mi caso en ninguna religión en la que se idolatre a ningún ser) los que nos tenemos que encargar de velar por el sueño de Jesús, padre de nuestra cultura, aunque eliminando las supuestas referencias a Dios...

miércoles, 5 de marzo de 2008

Spain Externalización S.A.

Cada día que pasa de esta vida me encuentro con cosas maravillosas por el camino. Pero también me encuentro con otras que son cada vez más horribles.

Hace un par de semanas, en el call centre en el que trabajo, se celebraba la puesta en marcha de una sucursal en latinoamérica cuyo objetivo teóricamente era el de aliviar la lista de espera de llamadas: ¡Por fin pudimos saborear el tiempo disponible! Todo era perfecto, maravilloso. ¡Incluso daba tiempo para estudiar! Todo parecía una utopía: Un trabajo sencillo, bastante bien pagado, relajado, con buenos compañeros, buenos coordinadores.... ¿Qué más iba a pedir?

Bueno, sí, que fuera un trabajo que no me tuviera enganchado al PC y al teléfono todo el día, pero en un call centre creo que es algo que no tiene remedio.

Pero hace unos días comenzó la odisea: El mismo día en el que un compañero recibe la primera nómina (mucho más escueta de lo que habían prometido), un colega me avisa de que han echado a 8 personas de mi turno, que llevaban menos de 1 mes currando. ¡Flipante! dije yo. Supuse que sería gente a la que se le daría mal el trabajo o que mostraba poco interés. Pero pronto caí en la cuenta de que no era tan cierta dicha suposición: Uno de mis compañeros de grupo que, si bien no era un experto, trabajaba bastante bien y a quien nunca habían dado una sola llamada de atención iba incluido en el lote.

Días más tarde me enteré de otra novedad: Otras dos personas han terminado en la calle y sumando entre todos los turnos, son 20 los que de un día para otro se quedan sin trabajo. Pero lo curioso es que los tiempos de disponibilidad entre llamada y llamada a penas sienten este gran descenso. ¿Será porque ahora que somos menos, la gente llama menos? ¿O será porque con el sueldo de esas 20 personas, ahora pagan 50 en latinoamérica? "Elemental, querido Watson".

Y, visto lo visto, se ve probable que las intenciones a futuro sean trasladar todo el servicio fuera del país. O lo que es lo mismo, generar paro en España para disminuirlo en América y conseguir que alguien se enriquezca a costa de los servicios que pagamos los españoles.
Y es bien sabido por todos que no es este el único call centre para España que está fuera de España. Todo el mundo conoce el ya mítico centro de Telefónica en Marruecos y quien sea cliente de Movistar o Vodafone sabe que tiene más probabilidades de que le contesten desde México o Argentina que desde España.

Total, que ahora parece que España es una gran empresa externalizadora de servicios, todo impulsado por las mafias de las empresas privadas, ya que no hay una sola pública que de servicios de telecomunicaciones. Alguien las privatizó.

Y a causa de estas emigraciones de servicios a países de mano de obra barata el paro sube y sube y la economía general terminará bajando y bajando. Eso sí, que quede bien claro y nadie ponga en duda que, como en todo, la culpa la tiene Zapatero...