miércoles, 29 de julio de 2009

¿En qué país vivimos?

Jamás dejaré de hacer lo mismo de siempre: olvidarme de que esto existe y al cabo de unos meses (o más de un año) recordar de que el blog está aquí, muerto de asco ocupando sitio en los servidores de Google.

Pero infieles lectores, no os preocupéis... que nunca dejaré de sorprender con alguna nueva entrada.

Últimamente me siento bastante anodadado por lo que está pasando en el mundo. Bueno, no en el mundo sino más bien en España, este pequeño país lleno de glorias y despropósitos, luchando ambos dos por ocupar el trono. Hay muchas cosas que no logro entender, la verdad.

Tenemos un grupo de politicuchos tanto en la oposición como en la no oposición que no paran de ver cómo cada día las encuestas les amparan menos. En el último barómetro del CIS el PSOE cayó un 5% y el PP sólo subió un 0,2%; una subida que lo celebraron casi como una victoria electoral. En todo caso, diría yo, se podría llegar a considerar una victoria de su política de desgaste.

Por otro lado, los socialistas están asistiendo a una caída brusca en el apoyo y confianza de los ciudadanos y lo que es peor... en la intención de voto. Por primera vez desde 2004 los populares les superan. Y aunque el único mérito que hay aquí es que la gente está tan descontenta con la gestión actual... no he visto ni una sola reacción inmediata por parte del Gobierno. ¡Ajoconante!

Después resulta que existe una trama conocida como Gürtel de la que todos habréis escuchado algo y de la que no me voy a meter en explicar su trasfondo. A través del flamante Google encontraréis toda la información que queráis. Pero lo que quiero poner aquí es lo inverosímil que resulta que pese a las evidentes pruebas, la imputación de algunas personas por parte del TSJ asesorado por la Fiscalía, la aparición de pruebas a través de medios de prensa... ¡los IMPUTADOS lo siguen negando TODO! Es como al que le dicen 2 + 2 = 4 y se empeña en decir que no. En un país civilizado, con una clase política sana, todos hubieran dimitido aunque sea por el mero hecho de estar imputados y no manchar su imagen ni la del partido. Y lo que más me hiere la moral es que se atrevan a desafiar a la Justicia y vacilar a jueces de la talla de Baltasar Garzón (sí, ¡el de los GAL!).


Después, llegando a Madrid y mediodejando el tema político, seguimos aún asolados por la muerte del hijo de Dalila, la primera fallecida en España por gripe A. Las acusaciones que han habido por parte de ciertos directivos del propio Hospital me parecen totalmente fuera de lugar. Sí, es cierto que quien cometió el error fue la enfermera. Es verdad que hay que tener dos dedos de frente para saber que la leche no circula por las venas (salvo por la de los políticos, en las que parece que fluye horchata). Pero... ¿qué hay de las condiciones de trabajo y de preparación de esta persona?

Desde la CAM y la dirección del hospital aseguran que está todo correcto, que las enfermeras tienen sus turnos, que se las lleva a áreas determinadas "para que aprendan" e incluso que esta enfermera en concreto podía estar ahí sin problema ninguno. Sin embargo, el resto de compañeros no opinan lo mismo y achacan el problema a la mala organización de la sanidad madrileña, un tema muy conocido por todos... sobre todos los que tenemos amigas enfermeras.

Pero pasa lo mismo de siempre: los políticos lo niegan todo, ellos hacen fenomenal su trabajo, la sanidad madrileña es la mejor del mundo, etc. ¡Debería de caérseles la cara de vergüenza! En vez de reconocer que el sistema falla se han dedicado a culpar a una enfermera inexperta que actuó con la mejor fe posible y que ahora está ingresada en una clínica privada por la crisis que le produjo esta situación.

Si a esto le agregamos el reciente atentado de ETA, la caradura de los empresarios de la CEOE (que como bien dijo un sindicalista, les importa un pepino los trabajadores. Solo quieren obtener más beneficios y amenazan con aumentar el paro), la imbecilidad de la gente que provoca incendios que están arrasando enormes porciones de bosque... me pongo a pensar algo que siempre decía mi abuela: ¿pero en qué país vivimos?

¡Hasta la próxima!

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