domingo, 29 de abril de 2007

Por la calle de la amargura...

Debido a diversos asuntos de índole personal, esta tarde me he puesto a reflexionar bastante sobre el comportamiento de la gente en algunos momentos.
Estoy seguro que muchos de vosotros tendréis a más de un conocido que es la negatividad en persona, o lo que es lo mismo: Siempre está echando por tierra lo que ve, criticando destructivamente y sólo logrando que la gente se sienta como la última mierda del mundo. Hay quien tira por lo fácil y lo dice todo a la cara directamente y hay quien lo hace con un poco de literatura y, por último, hay quien lo hace a tus espaldas con una mayor intención de fastidiar. ¿Os suena alguno de estos casos? Apuesto mucho que sí.

Dado que yo no me voy a quedar atrás en el asunto de conocer gente que es así, lo cual me ha traido problemas recientes, me he puesto a terminar de pensar los motivos de por qué ese comportamiento. Lo más habitual es que esta gente tienda a ser personas que viven con cierto grado de amargura. ¿Por qué? Pues por considerar que su vida en general es un fracaso, por no conseguir los objetivos propuestos, por no ser el centro de atención de todos, o bien por tener la visión más pesimista que se pueda tener del mundo (del tipo Larra).
Entonces, el mecanismo se basa en hacer que la gente que le rodea (sobre todo si hay confianza en plan amigos, familiares, vecinos cercanos, etc.) sienta en sus propias carnes lo que esa persona descontenta con el mundo siente. Y hay gente que hace increibles virguerías para llevar su misión a cabo. Y lo peor es que lo logran y sólo consiguen que en el mundo haya un amargado más, que a su vez tenderá a repetir lo mismo que han hecho con él.

Pero... stop! ¿De qué sirve gastar tus energías en crear un mundo peor? Muchas veces me cuestiono el por qué en vez de invertir la capacidad en tratar de superar ese malestar para ser una persona mejor, más fuerte y dejar de sufrir este mundo... se malgasta en hacer que la Juani se sienta igual que tú.
Lo cierto es que es algo que no me han sabido responder ni en Cuarto Milenio. El motivo más votado por tanteo es la necesidad de tomar el camino fácil y rápido cuyo trasfondo es la mítica frase de "Pan para hoy, hambre para mañana". También alguien me ha propuesto que pueda ser debido a la empatía que dicha persona amargada quiera que los demás tengan (bajo un afán solidario) y que, por ello, quiera hacer ver y percibir en condiciones a los demás, cuáles son los verdaderos sentimientos de la pobre victimita. No sé si me explico... si no me entendéis, pues me lo ponéis con un comentario y ya rectificaré...

Yo creo que, como conclusión, el mundo está lleno de este tipo de gente y es una amenaza cada día mayor. Por ello, aconsejo que se trate de evitar ese mal hábito. Es la única vacuna contra el virus de la calle de la Amargura (distrito de La Pena).

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